Sin embargo, el procedimiento no fue suficiente para su mejora. Durante la pandemia por COVID-19, Yuk presentó un infarto agudo de miocardio y esto le produjo una falla cardíaca severa refractaria, una condición que le impedía realizar cualquier actividad cotidiana y deterioraba su calidad de vida de forma severa. Aunque el panorama no era muy alentador, existía una solución: un trasplante de corazón. El único inconveniente con esta alternativa era que el reloj corría en su contra, no se tenía claro en qué momento podía aparecer un donante y no había mucho tiempo para esperar. Fue por ello que, como última opción, sugirieron implantar un corazón artificial, conocido también como HeartMate III.
Daniel Hau NG, hijo del paciente, estuvo en la búsqueda de una institución que pudiera ayudar a su papá sin importar hasta dónde fuese necesario desplazarse;tras horas navegando en internet, logró contactar con el Instituto Cardiovascular del Hospital Internacional de Colombia.“Nosotros no teníamos una idea de qué era Colombia, no sabíamos nada de este país, pero cuando vimos que aquí podían ayudar a mi padre, viajamos inmediatamente para que recibiera su cirugía”, afirma el joven.
Ya han pasado 7 meses desde su llegada -junto a su esposa y su hijo- al hospital ubicado en Bucaramanga, una ciudad en el nororiente de Colombia que, en avión, se encuentra a 45 minutos de la capital, Bogotá; allí recibió procedimiento en el que le implantaron el dispositivo. El Dr. Leonardo Salazar, director del Programa de Corazón Artificial del Hospital Internacional de Colombia y quien ha estado acompañando al paciente durante su proceso, asegura que este caso ha sido el reto más grande al que se ha enfrentado durante su carrera. “De todos los pacientes que yo he tenido, el más complejo y difícil a tratar médicamente ha sido el señor Yuk. Por su condición cardíaca llegó muy débil, presentaba deterioro nutricional, neurológico, inmunológico, y muchas otras situaciones que nos mantuvo alertas con el equipo de trabajo”, precisa Salazar.
Con este procedimiento, Yuk se convierte en el quinto paciente internacional que recibe un implante de corazón artificial en el Instituto. Aunque fue un largo camino el que se recorrió durante su rehabilitación y recuperación, en este momento prepara sus maletas para volver a Ciudad de Panamá, lugar en el que reside desde hace más de 40 años. “Para mí es un milagro que mi padre se haya recuperado porque él no tenía un buen pronóstico. Ha sido un cambio total en estos siete meses y aquí todo ha sido muy bueno; la ciudad, las personas, el hospital, la atención... No dudaré en volver seguido para traer a controles a mi padre y para verlos a todos una vez más”, precisa Daniel.
Mientras tanto, en Ciudad de Panamá, sus demás hijos, familiares y amigos, esperan a Yuk con la ilusión de poder abrazarlo y verlo nuevamente hablando, caminando y riendo. “Aquí me salvaron la vida. Me han atendido tan bien, que siento ahora parte de mi sangre colombiana. Muchas gracias a todos, han sido muy amables, me apoyan todo el tiempo y me los llevo en mi sangre y en mi corazón”, expresa el paciente, con su voz aún débil pero entusiasta.