Luna: la ‘bebé milagro’ que nació en Santander

- En el Hospital Internacional de Colombia dio a luz una madre de tan solo 25 semanas de gestación. Un embarazo se considera a término a las 39 semanas.
- La madre de Luna fue diagnosticada con preeclampsia, una condición que complica el embarazo. La bebé llegó al mundo pesando 520 gramos, cuando lo común es que un recién nacido esté entre los 2.500 y 4.000 gramos.
- El Hospital Internacional de Colombia es referente en el manejo de embarazos complejos y de alto riesgo. Este caso es uno de los más retadores en la historia de la institución.
Bucaramanga, julio de 2023. Luna nació en un momento y en un país inesperado. Con solo seis meses de embarazo, Nubelys Ávila Guerrero tuvo que viajar de Aruba a Colombia para dar a luz a su primera hija. ¿La razón? En su ciudad de residencia no estaban en la capacidad de atender un parto tan prematuro.
El avión ambulancia en el que viajó junto a su esposo aterrizó en Bucaramanga el 31 de julio de 2022. Del aeropuerto fue trasladada inmediatamente al Instituto Cardiovascular del Hospital Internacional de Colombia. “Nosotros generalmente tenemos un límite de viabilidad de 26 semanas, pero asumimos a Luna (25 semanas) como un reto. Ellos llegaron de afuera buscando una ayuda y lo mínimo que podíamos hacer era ofrecérsela de forma ética, profesional y responsable”, asegura Jorge Luis Alvarado Socarrás, coordinador de la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal.
Nubelys había sido diagnosticada con preeclampsia, una condición que se caracteriza por el aumento de la presión arterial y afecta a diferentes órganos. Este trastorno puede generar complicaciones graves, incluso mortales, para la madre y el bebé. “Empecé con un fuerte dolor en la boca del estómago que no me dejaba ni dormir. Cuando fui al hospital en Aruba me internaron, me explicaron lo que pasaba y me recomendaron adelantar el parto”, recuerda.
El primero de agosto de 2022, tres meses antes de lo proyectado, Nubelys se convirtió en madre. A las 4:13 p.m. nació Luna Daniela Winterdal, con tan solo 520 gramos, un peso casi ocho veces inferior al que puede tener un recién nacido. En ese momento, hasta una medalla de oro de los pasados Juegos Olímpicos (556 gramos) pesaba más que ella. “Quedé como en shock cuando la vi. Yo decía ‘ay Dios mío, ¿esto salió de mí?’ Era muy pequeña, nunca había visto un bebé tan pequeño”, manifiesta.
Aunque podía verla, no podía cargarla. Luna permanecía con ventilación mecánica en una incubadora, que proporciona un ambiente similar al del vientre para continuar con el desarrollo. “Generalmente cuando un niño nace a las 25 semanas está expuesto a múltiples complicaciones, principalmente respiratorias. Ellos no son capaces de respirar por sí mismos y por ello todo lo que se haga en los primeros días tendrá una repercusión importante en el corto y largo plazo”, explica Alvarado.

A los 90 días del parto, Nubelys pudo tener por primera vez a su hija entre sus brazos. “¿Qué sentí? De todo. Me puse fría y lloré. Ella también estaba llorando, pero cuando la puse en mi pecho se quedó quietecita. Fue una sensación única”. En ese momento certificó que Luna es “una fotocopia” del papá. Tiene los mismos ojos y las mismas cejas, pero el carácter sí es el de la madre, dicen ellos.
Un carácter que la mantuvo fuerte y positiva durante los días que estuvo alejada de casa. Fueron nueve meses -el tiempo de un embarazo- los que tuvo que esperar para regresar en mayo pasado a Aruba. “Ella demostró ser una mamá tremendamente luchadora por su hija y estuvo siempre acompañada por un grupo de médicos, enfermeras y personal afín que dio todo de sí. Logramos sacar adelante a su bebé y ahora esperamos que tenga el mejor neurodesarrollo posible”, concluye Alvarado.
Sobre la preeclampsia
La preeclampsia es un trastorno que complica el embarazo y puede suceder después de la semana 20 de gestación. Esta condición impide que la placenta obtenga el oxígeno y la sangre que necesita para cumplir su función principal: nutrir al feto.
Esta afección hace parte del grupo de trastornos hipertensivos del embarazo, en el que se incluyen la eclampsia, la hipertensión gestacional y la hipertensión crónica, que sufren cerca del 10 % de todas las embarazadas en el mundo.
Además de poner en riesgo la vida del feto, estas enfermedades también representan un peligro para las madres. En América Latina, una cuarta parte de las defunciones maternas se relacionan con esas complicaciones, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Las mujeres que sufren de preeclampsia pueden presentar síntomas como hinchazón, dolores de cabeza y cambios en la visión. Sin embargo, la mejor forma para su detección oportuna es asistir rigurosamente a los controles prenatales.